La Teoría del Estado (Heller, 2017), obra inconclusa de Hermann Heller, fue publicada con posterioridad a su deceso, lo cual no implica que lo desarrollado haya sido cosa menor. Por el contrario, la sistematización de la doctrina relevante publicada hasta inicios del siglo XX resulta clarificadora, lo cual se refleja -por tomar solo un ejemplo- al desarrollar la evolución del Estado, apartado que es sintetizado en la presente nota.

1. No existía un Estado medieval
Heller empieza señalando que es sumamente cuestionable hablar de un Estado medieval, periodo en el que “[…] no existió el Estado en el sentido de una unidad de dominación, independiente en exterior e interior, que actuara de modo continuo con medios de poder propios, y claramente delimitada en lo personal y territorial” (pág. 166)
En este periodo no se evidencia el funcionamiento de una organización monista (propia del Estado moderno), sino que existía una poliarquía, al encontrarse el poder dividido en la Iglesia, el propietario de tierras, los caballeros, las ciudades y otros privilegiados. Esto hacía que el soberano monárquico de la organización feudal solo tuviera muy pocas atribuciones de dominación. Por ello, se indica que la organización política medieval estaba limitada internamente por los depositarios privados del poder como los señores feudales los corporativos y municipales y, de forma externa, por la Iglesia y el emperador (págs. 166 y 167).
En la Edad Media la administración de Justicia no estaba centralizada, puesto que existían (i) los tribunales de las Cortes de los señores territoriales, (ii) la justicia del clero, (iii) los tribunales del pueblo, (iv) de las municipalidades y (v) el Tribunal Real, todos lo cuales dictaban sentencias de forma independiente.
El Estado y la Iglesia: La Iglesia también generaba cierta limitación al poder estatal en el plan interno a través del clero, aunque recién lograría su independencia de ella en 1302, por la bula de Bonifacio VIII y la negación de obediencia por parte de Felipe de Francia en 1303 (pág. 167)

2. No existía un Estado estamental
No. Fue el temor al rey, lo que posibilitó la formación de una nueva organización que pudiera oponérsele, generando estamentos conformados por: (i) Los caballeros (que surgen de los fedatarios no libres y de la antigua nobleza) y la burguesía (posible gracias a la economía monetaria y crediticia). Asimismo, la herencia del poder político permitió que los caballeros y las ciudades adquieran ventajas de carácter público, como el acceso a cargos y derechos de varios de los príncipes que se encontraban endeudados. En ese sentido, los príncipes tenían la necesidad de aliarse con los estamentos para someter a sus súbditos, no existiendo una organización monista, he de ahí que no se pueda afirmar que existía un Estado (págs. 168 y169).

3. El origen del Estado moderno
Como varias instituciones importantes y trascendentales para la humanidad, la formación del Estado fue gradual, bajo la tendencia de centralizar las competencias esenciales de la administración gubernamental en un solo ente.
Así, por ejemplo, la atomización del poder en el Estado se logró en primer lugar en Inglaterra (siglo XI) con una organización política relativamente fuerte en medio de la jerarquía feudal (págs. 169 y 170).
Asimismo, en el siglo XIII en Sicilia -con Federico II- se sustrajo del sistema feudal el ejército, la administración de Justicia, la policía y la administración financiera, centralizándolo todo en un ente político organizado (pág. 170).
Sin perjuicio de lo indicado, los orígenes propiamente dichos del Estado moderno podemos ubicarlo en la ciudad República de Italia septentrional, durante el Renacimiento, evidenciado por la obra El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, el cual incorpora el término lo stato (pág. 170).
Trabajo citado
Heller, H. (2017). Teoría del Estado (Octava reinpresión de la Segunda Edición en español ed.). Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.